06 diciembre 2010

Entrevista: "Alan Boguslavsky - El arte de la paciencia y la compostura espiritual."


Alan Boguslavsky es un músico sin parangón. Un trotamundos con la guitarra al hombro que ha ido de lado a lado atesorando experiencia y ofreciendo corazón. Así lo pudimos escuchar con El Huitlacoche, con Héroes del Silencio y la gran repercusión que tuvo esa etapa en su vida, sus trabajos por cuenta propia como “Bogusflow”, “The art of waiting”… y experimentos como “Flautas Lakotas”. Una tarde, antes de un concierto de Marcalma (grupo al que echa una mano) en Madrid se sienta a tomar unas cervezas y a ajustar el espejo retrovisor. Recordar siempre viene bien y más si se pueden contar grandes anécdotas e historias.

Para ser una persona que empezó jovencito a tocar la guitarra y llegó a recorrerse Europa con una mochila… has llegado bastante lejos. 

-Pues me parece que si, hemos dado varias vueltas [risas].


Recordemos que empezaste con El Huitlacoche, que yo sepa…

-Empecé un poquito antes con una banda que se llamaba ES3. De hecho el tipo que acaba de pasar ahora mismo era el bajista del grupo.

Escuchabas a grupos como Deep Purple, Creedence,… muy de los setenta. Pero el estilo que había con El Huitlacoche era muy punk.

-Era punk tocado a doscientos por hora con cambios de ritmo. ¡Una verdadera locura!

¡Y letras muy gamberras! Los ejemplos más representativos son ‘Golosinas y sorpresas’ o ‘La mosca temeraria’. Me encanta hasta la portada del disco, es un poco Pink Floyd.

-El tipo que te he dicho antes era el que compuso esas letras [risas]. La portada está hecha por un artista mexicano que era el cantante de un grupo llamado Cuca [José Fors] y que encima es alguien muy reconocido. Nos hizo el gran favor de hacer la portada, que de hecho es un cuadro de metro y tanto por otro metro y tal. Ya nos gustaría a alguno tenerlo en nuestra casa [risas].

Luego colaboraste con Kenny y Los Eléctricos… y a raíz de eso vino tu entrada en Héroes del Silencio, cuando Pedro Andreu y Pito se presentaron en una fiesta y te ofrecieron entrar en el grupo. Me salto la famosa anécdota de las pruebas y te pregunto: ¿Para una persona que hacía conciertos underground, fue un gran cambio en todos los sentidos?

-Fue una locura. Yo perdí los pies del suelo. Estás viviendo en el piso de uno, tocando en conciertos… tranquilamente y de repente te veías en otra vida. Traté convertir un personaje, como tal vez Enrique [Bunbury], o tal vez alguno de ellos, y tras los dos años de aquella primera gira me miraba al espejo y me decía a mi mismo: “¿Quién es este gilipollas en frente?” O sea, me caía fatal. Cualquiera que diga que el éxito y la fama no le cambian, miente.

Entonces, ¿era complicado llevar la fama?

-Mucho. Es que es un torbellino que de repente te agarra y… hasta que no paró la gira y me di tiempo a darme cuenta en lo que me había convertido. Ya te digo que perdí mucho el suelo y afortunadamente me di cuenta de que crear un personaje no era parte de mi naturaleza. Yo soy una persona, un músico. Punto. A partir de ahí tomamos la vida de otra manera y más humilde también.

De hecho entraste como músico y no como un miembro… digamos “oficial” de la banda. Así pasó, que no apareciste en las portadas.

-Bueno [risas], pues ya ves tú como son las cosas. Desde el primer concierto fui presentado como el nuevo miembro de la banda. Desde entonces y durante todo el tiempo que estuve con Héroes fui un miembro para trabajar y nada más. Hasta ahí lo dejamos, para no empezar a echarle agua a la tierra y se haga lodo.

En la gira de Avalancha, recuerdo que durante el tiempo en el que Pedro Andreu estuvo de baja por su operación en el corazón, la banda tuvo a otro batería. Ángel Bau, que luego fue bateras de Estopa y su hermano es parte de O’Funk’illo. Angel era sustituto, pero tú estabas ahí.

-¡Eso, Ángel Bau! El otro día estaba esforzándome en recordar su nombre pero no caía. Exacto. Pero si, yo estaba ahí. De hecho cuando me dicen que fuera a grabar “Avalancha” me volví más parte de la banda, pero luego resultaba que no lo era tanto. Yo creo que eso trajo un poco de consecuencias porque la gente no entendía esa postura de presentarme como nuevo integrante, co-autor de un disco y que de repente en la portada no aparezca. Creo que quisieron corregir un poco eso cuando salió el disco de “Parasiempre” porque ya no eran “cuatro músicos, espacio, yo”, sino que ya estaba en orden alfabético y hasta salían fotografías en el libreto.

Incluso en la edición mexicana de “Parasiempre”, sales en la portada del disco. Y más actualmente, en el “Ruido y la Furia”.

-Claro. Es que en México eso podría sentar un poco mal. ¿Y ahora que te puedo decir? Es que eso te lo tendría que responder quienes tengan que responderlo, porque yo ahí no puedo hacer nada. Yo estaba ahí… y me decían: “Si a esto, pero esto no. Y esto si y esto otro no…” Así que yo calladito y a seguir tocando.

Pues eso, a la música y a las canciones. Dices que tu canción preferida y la que más aporte por tu parte es ‘Avalancha’.

-Si, también ‘Días de borrasca’. Cada quien tiene sus cosas, así como las cosas con Bunbury. Digamos que ‘Avalancha’ y ‘Días de borrasca’ son mis mayores aportaciones a ese disco. Porque los riffs principales salieron de mí y no de Juan, por así decirlo. Y eso no se si ha sentado mal o ha sentado bien, pero yo digo las cosas como son. Las hablo normalmente sin querer hacer daño, no va por ahí la cosa.

De hecho Enrique te cogió para que formaras parte de “Radical Sonora”.

-Si y fue un trabajo que disfruté muchísimo porque Enrique me dio toda la parcela de las guitarras y me dejó hacer. Yo creo que es un disco bueno. Cada vez que lo escucho cada cierto número de años me sigue asombrando y me sigue gustando.

Siguiendo las instrucciones de uso: “líese un buen canuto de hachís, escúchese a un volumen muy alto, muy a oscuras…”

-¡Pero eso lo dijiste tú, no yo! [Risas]

Realmente, la idea de hacer “Radical Sonora” empezaría a fraguarse en la gira de “Avalancha”, donde se grabaron algunas maquetas en algunas ciudades del tour.

-Íbamos haciendo cosas ahí… Es que de esa unión que de repente encontraban Enrique y Juan cuando empezó la gira volvieron las tensiones. Entonces Enrique vio en mi un apoyo, alguien con quien trabajar y alguien con quien llevar a cabo las ideas que tenía en mente, la dirección que el quería llevar con la música. Nos aprovechábamos de que si estábamos en tal ciudad nos íbamos a un estudio para grabar cositas. La verdad es que lo disfruté mucho. También me dolió mucho tener que abandonar el proyecto de “Pequeño”, bueno, no continuar trabajando con él porque puso muy en claro que era ya su vida, su proyecto en solitario y que todos los demás éramos sus músicos. Yo estaba encantado de la vida porque como no soy una persona de fama –ya me di cuenta después de mis dos años con Héroes del Silencio- pues toda la fama y atención para Enrique. Pero claro, de repente no fue muy equitativo en cuanto a la hora de dar créditos, las condiciones de trabajo de los músicos… El dijo: “A mi los músicos solo me hablan de música y para eso está el mánager”. Claro, y cuando te la pasas luchando con el mánager que encima lo conoces de haber trabajado cuatro o cinco años con Héroes del Silencio y que te trata casi como a un desconocido. Fue un momento en el que la balanza se empieza a desequilibrar, y a mitad de la pre-producción de “Pequeño” yo ya dije que no podía más. Sinceramente ya no me compensaba, era demasiada lucha… Yo no quiero la fama, ¡ni las perlas de la virgen! Simplemente quiero el reconocimiento de mi trabajo y unas mínimas condiciones de trabajo para mí y para mis compañeros. Punto. Si no se entendió de esa manera, pues mira, lo siento mucho. Pero así como me has preguntado lo de “Avalancha” yo te digo que abandoné el proyecto de “Pequeño” pero la historia siempre fue contada por quien se puso a probar con otro guitarrista. O sea, la historia la cuentan los vencedores. Ahora te lo cuento normal, no son ganas de echarle tierra a nadie, es nada más contar las cosas como fueron.

Aunque me voy a saltar el guión… pero comentando esto que dices, vi que en “Bogusflow” exactamente en la canción ’Roses in the garden’, las notas de piano de Copi [02:29] son muy parecidas a las que suenan en ‘El extranjero’.

-Si, puede haber similitudes. Bueno, es normal porque nosotros cuando estuvimos tres meses con la pre-producción, luego nos fuimos a grabar… y después de eso nos dicen que teníamos seis meses para estar parado, porque desde el final de la grabación al inicio de la gira va a haber medio año. Claro, la banda viene caliente, el tiene un grupo que suena compacto y como nos lo pasamos de puta madre haciendo música, les propuse hacer “Bogusflow” porque tenía dos o tres canciones mías por ahí y las demás se fueron creando en los ensayos. Había esa magia y esa química.

Justo lo que dices sobre cada uno de tus discos. Flujos de energías. Cada uno tiene una forma distinta tanto a sonido como a trabajo. Donde uno tiene mucha instrumentación, otro como “The arto f waiting” es totalmente casero.

-Si, es totalmente la inspiración, la cresta de la ola de la inspiración. Una ola que sigue y sigue… si yo fuera un surfista esa habría sido la ola perfecta. Era un momento de mi vida en el que me sentía muy feliz, estaba muy enamorado, descubrí unas facetas nuevas de pintura y de poesía, fotografía… Ya ves que el arte de la portada, incluso la foto es un autorretrato. Dándole rienda suelta. Es decir, yo soy un músico que tiene inquietudes creativas que las a hacer con sus medios, con un ocho pistas digitales, mi guitarra y tres cositas más.

Volviendo a lo de antes; que eres un músico y no querías nada más.

-Claro. Si no ha quedado claro para algunos…

Quedará claro.     

-Yo hago las cosas porque las tengo que hacer. Ahí está esa fuerza vital que hay dentro, que la manera de sacarla es escribiendo, pintando, fotografiando… yo que se.

Una manera de moverse artísticamente y no por el ego.

-¡Exacto! Yo eso de los egos ya lo dejé muy atrás. Nos entendimos, vimos que no congeniamos bien… A algunas personas les funciona y a otras no. Yo soy de las que no.

Luego vino “EBA – Explendid Behaviour Arrival” con Foncho Casasnovas, que personalmente me parece un disco brutal en lo que a poesía se refiere. Exactamente las canciones ‘Quién’, ‘Monkey drive’ y ‘Linda morenita’. Esta última tiene historia y me gustaría que me la contaras.

-Es buenísima la historia de esa canción. Tengo un amigo en Zaragoza que es escritor, Michel Royo, pues entonces un día yo estaba en el bar ‘Azul’ con este rollo de inspiración y empiezo a escribir la letra de ‘Linda morenita’. Cada verso que iba escribiendo se lo iba traduciendo a Michel que estaba al lado mío. De repente llego como a las tres estrofas y digo: “Michel, no tengo un estribillo. ¡Échame una mano!” entonces el estribillo de esa canción es suya. Es maravilloso porque esa canción es básicamente nuestra. El me dijo lo de: “linda morenita quédate a mi lado…” y dije: “¡Ahí está!” [Risas].

Una vez pasada esta etapa, dejas Zaragoza y te vas a México. ¿Cuál fue el motivo?

-Me fui por razones personales. Me fui porque tuve un reencuentro con la madre de nuestro hijo, un niño que tengo maravilloso… un niño no, ¡un señor que ya tiene veintiún años! Un cachorrito de veintiún años que me saca un palmo de estatura, el cabrón [risas]. La cosa es que con esta mujer nunca me casé, era un romance que tuve desde muy pequeño… ya sabes. Entonces como que hubo este reencuentro; nos dijimos de todo, nos quisimos, nos perdonamos… ¡vamos a casarnos!, bajo las cortinas, apago la luz y me marcho a México [risas]. Y pues nada, la cosa es que no funcionó a los diez meses. Otra de las razones también a parte de la relación era que yo había estado muy lejos de mi hijo, entonces quise estar más cerca de él y también porque mis padres se van haciendo mayores. Ellos doblaron el lomo para que uno tuviera una vida digna, pues ahora es el tiempo en que yo tengo que hacer su relevo. Me toca estar cerca, ver que no les falte nada, cuidarlos y todo eso. Razón por la cual yo no volvería a vivir a España. Puedo venir a tocar, como es hoy con Marcalma o estar una temporada, pero ya mi vida está en México. Pero está muy bien de tener estas raíces y de tener las opciones de volver a España, el cual es un segundo hogar para mí. Un cuarto de mi vida que es maña, pues ahora vamos a empezar la etapa riojana.

Pero naciste en Estados Unidos y te fuiste a México, por lo tanto ahí habría más etapas.

-Bueno, es que en Estados Unidos nunca viví. La razón por la cual yo nací en Estados Unidos es porque soy hijo adoptado. Entonces mis padres me adoptaron ahí y por eso soy ciudadano norteamericano, pero en el momento en el que tenía dos o tres meses de edad, cuando ya podía hacer el viaje es cuando me llevan a México. Realmente con Estados Unidos tengo una parte más de genética, por así decirlo. Que si, que también se manifiesta dentro de uno [risas].

Viendo el lado humano que tienes… hay una cosa que me resultó curiosa y creo que fue al poco de que volvieras a México. Te uniste como a una especie de grupo tributo de Héroes en una fiesta.

-Exactamente no fue un grupo tributo. Fue una fiesta que organizó la revista Rolling Stone. Me parece que se celebraba el décimo aniversario de Héroes. Yo tengo muy buena relación Benjamín Salcedo y Álex Carrasco –las dos cabezas visibles de la revista- que cuando iban a sacar esas ediciones especiales de Héroes y tal, de pronto me preguntaron que si me gustaría participar en una cosa que harían referente al grupo. En México se suelen hacer tributos de manera seguida y lo que se hace es juntar a seis o siete grupos y cada uno interpreta una o dos canciones. Mi propuesta era que yo formaría una banda base y tener invitados. En lugar de organizar a muchos grupos que cada uno hiciera su versión, en estos eventos de noche, en una discoteca con mil y pico personas resultaría ser un poco complicado. Así que la forma en que lo propuse me pareció más sensata y que además me dieron ganas de tocar esas canciones que hacía diez años que no toco. Versionárlas y tocarlas como mejor podamos. Fue una noche muy bonita y muy especial. La verdad es que salieron las cosas muy bien, los invitados estuvieron bien, la gente quedó encantada… fue una de estas noches muy mágicas. Aunque no haya relación con la banda yo soy parte de esa banda. Por lo menos así me siento. Para mi fue un gusto muy grande el haber organizado este evento.

¡Y que coño! Que lo que siempre quedan son las canciones y lo personal se queda fuera.

-Totalmente.

Por como lo cuentas me recuerda a la película “The last waltz”, sobre The Band, la banda que acompañaba a Dylan y que en aquel concierto de despedida tuvieron cientos de invitados.

-¡Hombre, buenísimo! Que buena película y que buen concierto. Con Van Morrison, Eric Clapton, Neil Diamond… es brutal lo que pasa ahí.

Volviendo a tu camino y paso por grupos. Le toca el turno a Los Milky Brothers, pero he visto que el grupo está un poco difuso ya que los miembros del grupo Antonio Hernández y Carlos Borunda han montado otro grupo llamado Kuervo. ¿Qué ha sucedido con Milky Brothers?

-Pues mira, Los Milky Brothers desafortunadamente… Paco Familiar –el cantante de la banda- toca en una que antes se llamaba Dildo y que ha tenido que abreviarlo como Dld porque no les darían ningún sponsor ni ningún sello grande los quería con ese nombre [risas], con Dld está muy metido, no paran de hacer disco tras disco… entonces eso siempre nos iba retrasando porque nosotros íbamos a hacer y otro ya estaba grabando o lo estaba presentando. Entonces se empezó a hacer muy complicado. ¡Vamos, que en tres años no pudimos hacer nueve canciones propias cuando había mucho talento en la banda! pero nos encontrábamos con muchos problemas para reunirnos y ensayar. Y si para ensayar ya era un problema, para salir a tocar ya ni te cuento. Así que llegó un momento en el que dijimos de dejarlo por un ratito. Yo por lo general no cierro las puertas y si en un momento me dicen de hacer tal concierto... soy una persona bastante fácil y nada rencorosa. Me gusta tocar y me gusta colaborar en diferentes cosas, estar con varios grupos como en este caso con Milky Brothers hasta Marcalma y hacer el disco de “Flautas Lakotas”.

Correcto, una persona muy ecléctica además espiritual. Eso queda latente en el disco de “Flautas Lakotas”.

-Trabajo hermosísimo. Que pena que yo no pueda traerlo para España, pero posiblemente con la reedición lo intentaré. Si no traen las cosas para acá, lo mejor es que uno mismo traiga unos pocos discos y así distribuirlos entre los amigos. Pero imagínate que cosa más hermosa, yo tengo un amor tremendo por la cultura nativa americana, hago este disco en mi casa como un experimento, se lo enseño a una amiga mía de Zaragoza que es masajista y me dice que eso funcionaría muy bien para dar masajes y tal. Entonces hice un poco más de material. Ese disco se quedó ahí durante trece años para mí hasta que un sello lo escuchó y decidió editarlo. Es que es muy bonita la historia porque aun así iban pasando los meses y yo los llamaba para saber que pasaba con eso y ellos respondían que estaban con el arte de la portada… al final se iba atrasando mes tras mes hasta que me dicen de repente venía Morgan Tagle Bear, bisnieto del indio Jerónimo que iba dando sesiones, hablando de esos temas, y le preguntamos si quería participar en el disco y dijo que si. Pero cuando íbamos a grabar, el hombre se enfermó, ya que es alguien bastante mayor pero con una historia brutal. Total, que un día me vuelven a avisar de que viene al estudio, cuando llegó dijo que cantaba fatal pero que le iba a echar un poco de ganas. Hace unos rezos y unos cánticos dentro del disco… ¡Claro! por eso uno piensa en que el disco tardó unos trece años en ser editado. Estas cosas mágicas que tiene la vida.

Igual si lo sacas antes pierdes esta oportunidad.

-Exactamente. Imagínate el privilegio, el honor y lo humilde que yo me siento con semejante persona rezando en las canciones de mi disco. Cada vez que me acuerdo… se me ponen los pelos de punta. Mira mi brazo [risas].

También has tocado la guitarra con Ferrer.

-Si, he ayudado y he hecho colaboraciones con Ferrer. Yo soy muy abierto y siempre estoy dispuesto a colaborar con un montón de gente. Con Ferrer quisimos sacar eso adelante pero se complicaban un poquito las cosas… porque él no es un músico que se dedique exclusivamente a tocar música.

Sin ánimo de ofender, pero estoy observando que banda en la que entras, banda que se disuelve o se le complican las cosas.

-Hombre, no voy a ser yo ahora… ¡¡no nos echas la sal, cabrón!! [Carcajada]. No, para nada. Hombre, es que Ferrer se dedica a otras cosas, no es un músico de carrera. Yo soy un músico de carrera y si tú me dices de ir a tocar, yo voy y toco, pero ya lo tienes que sacar adelante y si no lo sacas adelante… Incluso de alguna manera tuve que cerrar la Fundación Boguslavsky para proyectos emergentes por falta de fondos. Esto que te digo es algo así de coña ¿no? pero estas colaboraciones que estoy haciendo me van costando y no lo hago por dinero, pero cuando ves que están repartiendo dices: “Oye, no estaría mal que me pasaras un poquito de allá para acá” [risas].

Y encima que la cosa no está muy bien… No se en México.

-Estamos igual, en las mismas. Si que hay rollo, si que hay grupos, si que hay movida, si que hay lugares para tocar… pero es lo mismo.

Para ir cerrando… Está tu proyecto “Continente Anónimo”, ahora llega Marcalma, banda de Logroño y en la cual te embarcas por Salva Honrubia, así que de paso te vendría bien venir a España.

-Muchísimo. De hecho yo ya estaba a punto de dejar los escenarios y el rock and roll, quería llevar una vida más tranquila. Ya no estoy trabajando de lleno en el estudio de México, trabajo a distancia, hago música para la librería del estudio… Hasta que me piden hacer tal cosa y como somos tres músicos los que lo llevamos pues siempre estoy de emergente, digamos. Y con el disco “Continente Anónimo” vengo a decir que siempre voy a hacer música, aun que no es un disco para salir a tocar, sino para escuchar y tal. También tengo el proyecto de hacer un rancho ecológico, una especie como de comunidad ecológica allí en Valle Bravo, pero la cosa está complicada. Lo que pasa es que la musa te dice: “Oye, que me parece que no leíste la letra pequeña del contrato y conmigo te quedan algunos años.” [Risas].

Hablando de quedar… Con “Bogusflow” (que en principio se iba a llamar “Jade”) se te quedaron unos veinte temas en el tintero.

-Efectivamente. ¡Ah! Tengo un concierto grabado en minidisc pero le hace falta edición porque está grabado a un nivel muy bajo y tampoco he tenido tiempo. Ahora encontrar un minidisc resulta un poco imposible, el mío se gastó y ni si quiera he encontrado alguno en México, ni a través de eBay. Lo que pasa con estos aparatitos es que tienen una vida y cuando se les gasta el ente… ya no sirven. Ni te lo arreglan, la misma SONY te dice que lo tires. Entonces tengo ahí un concierto que grabamos en el Centro Cultural de Delicias en Zaragoza y es una belleza. Con “Bogusflow” más “The dream of the dead” se habrán editado unos nueve temas, pero en ese concierto hay más canciones a cada una más bonita que la otra. Ya quisiera yo tener tiempo y medios para hacer lo que uno quiere hacer.

Ya saldrá esa magia o energía de la que hablábamos antes…

-Y SONY o eBay nos venderá uno [risas].

¿Sigues manteniendo aquella guitarra Gretsch Silver Jet?

-Si, la sigo teniendo. Para Marcalma no la he traído porque son sonidos muy stratocaster y como yo tengo que hacer las partes de Edu el cantante, porque ha grabado con stratocaster así que he traído la que fue mi primera guitarra de verdad, una stratocaster que utilizaré para el concierto.

Antes te he escuchado hablar de Tom Petty, el cual te gusta mucho. ¡Acabas de dar con un gran fan de Tom Petty!

-Me gusta muchísimo. ¡¿Tú también?!

¡Encima a España no viene!

-Si tío. Es más, muchas veces me digo: “Algún día tocaré una canción con Tom.” Tengo ese rollo, así como Ben Harper me salvó la vida en su momento, Tom Petty también ha sido un salvador en los momentos de soledad de los últimos años escuchando un disco tras otro… y es que siempre me habla, siempre me llena…

¿Algún disco en especial?

-“Wildflowers”. Es que ese disco es… ¡veo que nos entendemos! [Risas]. Hay una cosa que me pasó con ese disco cuando nosotros fuimos a conocer en Londres a Bob Ezrin, estábamos en una mesa cenando con él y hablando de muchas cosas. De repente nos pregunta que discos estábamos escuchando y yo le respondí que “Wildflowers” de Tom Petty. Él me miró y me dijo así un poco: “Ahhhh… bah, Tom Petty es vecino mío y ese disco no me parece muy allá…” Entonces me lo quedé mirando y le dije que me parecía un disco estupendo, honesto. Entonces Bob Ezrin parece que entendió y vio que ahí estaba yo para romper una lanza a favor del amigo Tom.

Y ahora si que si. Llegamos al final y no puedo dejarme esta pregunta. Has dicho que quieres volver a escribir en castellano.

-Esa es una deuda pendiente que tengo. Ya hice una par de canciones; una se la hice a mi hijo y otra a su mamá. Se la regalé por Navidad y me dije que podría hacerlo de esa manera. Puede que me costara un poquito de trabajo y no me saliera natural, pero si que se puede hacer, así que en cualquier momento saco alguna cosita en castellano y a ver que pasa.

Texto: Charly Hernández

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